lunes, 18 de febrero de 2013

EL SACERDOTE MAGANDA






En el año noventa y siete
por cambio de adscripción,
el sacerdote Maganda
llegó a nuestra población.

Tiempo antes del arribo
del sacerdote Maganda,
los arreglos de la iglesia
no eran como Dios manda.

Desde el inicio demostró
ser un hombre muy prudente,
y por su sencillez se ganó
el cariño de la gente.

Y al ver que los habitantes
ganaban más del diario,
se propuso remodelar
la iglesia y el santuario.

La iglesia la adornó
con laminillas de oro,
para gloria de San Miguel
nuestro más grande tesoro.

El interior fue remozado
con cenefas de pintura,
que realzaron la belleza
de tan hermosa criatura.

Y las pinturas en el techo
que fueron ocultadas,
por órdenes de Maganda
otra vez fueron pintadas.

También a la fachada
le dieron su pulidita,
pa' que fulgurara plena
y luciera más bonita.

A los arcos y la torre
del atrio maravilloso,
le colocaron las luces
para verlo portentoso.

Estas y otras cosas más
hizo el buen sacerdote,
con ayuda de la gente
que aportó su billetote.

Muchos  otros cooperaron
comprando un boletito,
pa' la rifa de los carros
que sorteaba seguidito.

Y con limosnas domingueras
de a pesitos o tostones,
completaba pa' las rayas
de albañiles y peones.

Muchos tropiezos sufrió
pero no se desanimaba,
con la ayuda de San Miguel
todo lo solucionaba.

El pueblo Uriangatense
ha grabado en su memoria,
esta fecha inolvidable
que es parte de la historia.

Septiembre del dos mil nueve
veintinueve para serles fiel,
otra vez volvió a brillar
la iglesia de San Miguel.

Y para la gran reapertura
de nuestro templo sagrado,
un festejo se preparó
acorde a lo inaugurado.

Con repique de campanas
antes de aclararse el día,
iniciaron los festejos
rebosantes de alegría.

Alberto Suárez Inda
Jerarca del obispado,
con una misa solemne
rubricó lo remodelado.

Y por la noche una velada
con música y danzantes,
alegró a los peregrinos
y a todos los visitantes.

Los fuegos artificiales
dignos del magno evento,
cerraron con broche de oro
el gran acontecimiento.

De la parroquia de San Miguel
Maganda pronto se irá,
pero la obra que realizó
por décadas perdurará.

Falta mucho por hacer
pero eso será mañana,
cuando se arregle el santuario
de la virgen Guadalupana.















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