miércoles, 13 de febrero de 2013
JARDIN DE URIANGATO
Hermosa es mi plaza de armas
orgullo de generaciones,
donde se expresan las emociones
y vibran con pasión las almas.
De aquellos que con sus calmas
se recrean con singular ternura,
del ambiente y la frescura
de árboles y plantas frondosas,
claveles, rosales y rosas
que acrecientan su hermosura.
Aún siendo una criatura
admiraba tu gran belleza,
jardines propios de realeza
dignos de nuestra raza pura.
hoy renuevas tu hermosura
desde el centro a las orillas,
ya no tienes las banquillas
donde de niño jugaba;
subía, bajaba y brincaba;
de pie, sentón o en cuclillas.
Lugar hermoso donde jugaba
siendo yo un pequeñuelo,
en compañía de mi abuelo
que con amor me llevaba.
Por las noches me compraba
un gallito que Don Albino,
elaboraba con mucho tino
y poco a poco chupaba
hasta que lo terminaba,
gozándolo sin desatino.
Fueron los días de mi infancia
iguales a los demás niños,
simples, llenos de cariños
lejanos a la elegancia.
Sin desespero ni ansia
se fueron los años y crecí,
con mis hijos poco me divertí
por trabajar todo el día,
mi trabajo me absorbía
y no los gocé como debí.
Época de mucho enredo
que no gocé con mis pequeños,
en ese jardín de ensueños
que para mí es un Credo.
Y hoy que ya no puedo
porque así lo quiso Él,
con gratitud y cariño fiel;
hijos y nietos me llevan a mí,
a donde de niño me divertí
frente al templo de San Miguel.
Hermosa etapa fue mi infancia
que viví colmado de ilusiones,
en mi lugar de diversiones
humilde y sin prestancia.
Lo digo sin jactancia,
fueron años de fantasía;
tanto de noche como de día
que no se compran con dinero,
sólo basta un "Te quiero"
cariñoso y lleno de alegría.
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