domingo, 24 de marzo de 2013

LA GRANIZADA DEL 2007.



Día cuatro del mes de abril
nunca lo podré olvidar,
eran las tres de la tarde
cuando se empezó a nublar.

El cielo se obscureció
como si fuera a llover,
pero nadie imaginaba
lo que iba a suceder.

A las tres con diez minutos
el cielo empezó a tronar,
pocas gotas cayeron
y el granizo sin parar.

Eran de todos tamaños
grandotas y medianitas,
no va usted a creer,
eran como pelotitas.

Seguía cayendo granizo
chico y grande sin parar,
se tapizó tanto el piso
que no se podía caminar.

Varios accidentes causó
la granizada sin igual,
y a quien más perjudicó
fue al mercado municipal.

La poca gente que había
en el área de las comidas,
al escuchar el crujido
salieron despavoridas.

La débil estructura
no pudo con el granizo,
y en menos de diez minutos
el techo cayó al piso.

Un empleado del mercado
muy responsable además,
viendo en desastre subió
a cerrar el tanque de gas.

Ya después de lo ocurrido
y los ánimos calmados,
los dueños de los espacios
se veían deconsolados.

Para fortuna de todos
los que estaban en el lugar,
el daño fue material
sin males que lamentar.

De nada sirve conocer
quién fue el que lo construyó,
el agua corría muy bien,
pero con el peso se cayó.

Otro lugar afectado
fue el palacio municipal,
se cayó parte del domo
encima del carro oficial.

Admirados los presentes
y uno que otro asustao,
veían destrozado el coche
del presidente Tanao.

También una camioneta
del servicio municipal,
fue averiada su caseta
por el golpe del metal.

Hubo varios accidentes
de chicas motociclistas,
que no miden el peligro
y quieren pasarse de listas.

Nunca habíamos visto
granizada parecida,
si destruimos el clima
él acabará con la vida.

Esto es sólo un aviso
de lo que va a suceder,
epidemias y desastres
pronto los vamos a ver.

Por ahora me despido
paseando por la explanada,
cuando vayan al mercado
recuerden la granizada.

sábado, 23 de marzo de 2013

ISRAEL TÉLLEZ.



Un astro del firmamento
fulgura en mi población,
iluminando a la región
para anunciar el nacimiento.
De un torero que es portento,
es arte y pinturería;
con valor, entrega y alegría
vive cada momento,
desbordando el sentimiento
taurino de la tierra mía.

Un retrato yo te haría
para dejar bien grabado,
el momento en que el astado
acometa con alegría.
Y tú, con tu fiel simpatía,
a ese burel primoroso,
para que se vea más hermoso
adórnalo con banderillas,
¡Quiero verte como brillas
cuando le quites lo ostentoso!

¡Ea! ¡Aja, torito bravo!
sé feroz en el redondel
y embiste para que Israel
te corte orejas y rabo.
Si lo haces, yo te alabo
por tu casta y tu bravura,
baja el testuz con finura
y muestra tu gran nobleza,
para que él con su grandeza
haga de ti una escultura.

viernes, 22 de marzo de 2013

LA VANIDAD.



La mujer en la actualidad
por querer ser más bonita,
se pone cosas sin piedad
y otras tantas se quita.

Para verse más refinadas
las arrugas y las ojeras,
que llegan a corta edad
las corrigen con polveras.

Si tiene la nariz chata
la desea respingadita,
no importa que la ingrata
hable como mormadita.

Unas por gordas no cenan
y otras por llamar la atención,
bubis y nalgas rellenan
con implantes de silicón.

Por querer estar muy flacas
invierten sus buenos pesos,
no importa que los vestidos
los llenen con puros huesos.

Se ponen la Body Signer
para verse formaditas,
y luego que se la quitan
se vuelven esponjaditas.

Con caras embadurnadas
de diversas mascarillas,
pasan la tarde en casa
las grandes y las chiquillas.

Exageran cuando salen
con perfumes y lociones,
vestidos muy escotados
para fiestas y reuniones.

Se untan de varias cremas
para quitar sus gorderas,
y se hacen liposucción
en la panza y las caderas.

El cabello se lo pintan
de uno o varios colores,
se lo cortan y lo peinan
y lo enchinan con calores.

Se depilan las piernas,
las cejas y el bigote,
también se ponen uñas
y aretes en el ombligote.

Asisten a los aéróbics
para adquirir soltura,
y van con la nutrióloga
para bajar la gordura.

Quieren llamar la atención
para sentirse halagadas,
es la vanidad de mujeres
solteritas o casadas.

Ya mejor hay le paro
de esto hay mucho que decir,
gastan su buen dinerito
para un ratito relucir.

No se vayan a disgustar,
pero a los hombres formales,
les gustan flacas o gordas
nomás que sean naturales.

martes, 19 de marzo de 2013

LAS COMADRES.



Pueblo chico, infierno grande
nadie lo puede dudar,
lo que hagas, como lo hagas
te lo van a criticar.

De eso nadie se escapa
y menos las mujeres,
que por vestirse bonito
facilitan los quereres.

Hay gente tan chismosa
chismosa a más no poder,
que critica a todo mundo
sin importar a quien joder.

Esto pasó en el dos mil
y no se puede ocultar,
un chisme muy sonado
se los voy a mencionar.

Una madre disgustada
le decía a su comadrita,
¿Qué cree que andan diciendo
de su hija Mariquita?

De Mariquita no sé nada
nada pero nadita,
de la que se escucha hablar
es de mi ahijada Lupita.

¿Qué dicen de mi Lupita
las viejas habladoras?,
cuénteme comadrita
que se hacen largas las horas.

Así como me dijeron
yo se lo voy a contar,
mi pecho no es bodega
y no me lo puedo aguantar.

Dicen que la miraron
en antro de mala muerte,
dándose las tres borracha
con el hijo del presidente.

Y que se movía muy sensual
como si nadie la viera,
dicen que lo hacía mejor
que una chica teibolera.

Mejor párele comadrita
no me haga más enojar,
que si me suelto hablando
nadie me va a parar.

Hable, hable comadrita
por mí no se detenga,
yo conozco a Mariquita
y no hay nada que la ofenda.

Eso es lo que cree comadre,
pero ya que usted insiste,
dicen que en un antro
toda, toda se desviste.

Y después de hacer el show
bebe y bebe sin parar,
que gana mucha lana
por bailar y por tomar.

Y la han visto por San José
casi en la madrugada,
en un carro con tres
rete loca por drogada...

La comadre con asombro
incrédula cavilaba,
¡Por eso es que Mariquita
dormida se la pasaba!.

Todos los días llegaba
allá por la madrugada,
decía que iba a velar
y andaba en la bailada.

O'ra estoy entendiendo
lo de vestidos y blusones,
si de gata con doña Luz
no ganaba ni pa' calzones.

Va a ver cuando venga
la chinga que le voy a dar,
nomás eso me faltaba
que de puta fuera a acabar.

Sea verdad o sea mentira
los chismes no van a parar,
yo también a mi Lupita
me la voy a ajusticiar.

Mejor hay le paramos
antes de salir peleadas,
acuérdese que a nosotras
no nos bajaban de peladas.

Es muy cierto comadrita
no me arrepiento de nada,
tú tampoco lo niegues
porque estás re'manoseada.

Con qué cara les decimos
que digan dónde andaban,
usted y yo éramos reputas
y ni siquiera nos pagaban.

lunes, 18 de marzo de 2013

LOS GÜEYES.



Una moda en el hablar
se propagó por la nación,
con lenguaje muy vulgar
se güeyea la población.

Los jóvenes en reuniones
no se cuidan al hablar,
dicen muchas maldiciones
güeyes y güeyas sin parar.

Jóvenes y jovencitas
lo dicen fuerte y quedito,
pequeñas y grandecitas
se güeyean cada ratito.

Decir güey era un insulto
que agraviaba a los maridos,
güey era al que engañaban
y se sentían ofendidos.

De eso no quedan huellas
porque nadie se acongoja,
hoy se dicen güeyes y güeyas
y ni al que lo hacen se enoja.

Si en el hombre se oye mal
esa vulgar expresión,
entre mujeres es fatal
cuando charlan en reunión.

Gentes de todas las clases
y de cualquier condición,
para enfatizar sus frases
se güeyean sin ton ni son.

una forma de estimación
es decir güey al amigo,
que acepta con admiración
¡Es verdad, yo se los digo!

Culpable es un Ramones
que sale en televisión,
donde habla palabrones
para llamar la atención.

La tele debe ilustrar
a las nuevas generaciones,
y no a mal educar
con vulgares programaciones.

con mi humildad vehemente
invito a la población,
a hablar correctamente
con respeto y educación.

sábado, 16 de marzo de 2013

LOS CAMOTES.



Era parte de la dieta
este suculento manjar,
que a chicos y grandes
halagaba el paladar.

Juan Torres se llamaba
el famoso camotero,
que en eso de los camotes
era el mero mero.

Panaderos eran muchos
y uno que otro peluquero,
camotero sólo Juanito
y lo hacía con mucho esmero.

Por la noche Don Juanito
de manera artesanal,
horneaba los camotes
con receta original.

Era muy cuidadoso
en toda la preparación,
por eso era conocido
en Uriangato y Moroleón.

La familia de Juanito
ayudaba en su cocción,
Rodo, Temo y Chepina
les daban su remojón.

Allá por los sesentas
y antes del amanecer,
salía rumbo al mercado
pa' su camote ofrecer.

A la entrada del atrio
arribita de la banqueta,
se colocaba Juanito
con su batea repleta.

Cuando salían del templo
las señoras se arrimaban,
a comprar los camotitos
que a todas les gustaban.

Enmielados o sequitos
eran buenos los camotes,
unas querían delgaditos
y otras pedían gruesotes.

Con la cáscara delgada
o con la cáscara gruesa,
no faltaba el camotito
de Juanito en la mesa.

A toda la familia
gustaba este manjar,
la manácata con leche
era buena pa' almorzar.

Con la muerte de Juanito
se acabó la tradición,
del sabroso camotito
con mielcita o sequesón.

jueves, 14 de marzo de 2013

LOS MEZQUITES.




Los años cincuentas fueron
muy duros para vivir,
con tortillas y frijoles
conseguimos subsistir.
 
Poca carne se comía
y frutitas casi nada,
muchas carencias había
en nuestra tierra amada.
 
Los mezquites de mi tierra
tierra por Dios bendita,
sin regarlos ni podarlos
producían mucha vainita.
 
Buenas eran de verdad
esas frutillas huesudas,
que de niños disfrutamos
bien cociditas o crudas.
 
La única vitamina
de esa época gloriosa,
fue la vitamina p2
gratis y muy sabrosa.
 
Era sabrosa la bicua
en el tiempo de endenantes,
aflojaba el excremento
mejor que los laxantes.
 
Nadie sabía qué era eso
pero al siguiente día,
cuando íbamos al corral
puro chorro nos salía.
 
Eran de varios colores
blancos y rayaditos,
unos muy amargosos
y otros muy dulcecitos.
 
Los más apreciados eran
los que estaban cafecitos,
dulces como la panocha
y buenos pa' los peditos.
 
Algunos se comían verdes
y no por eso sabían mal,
eran dulces y carnosos
por el agua del canal.
 
Y en la ringlera  de Pepe
los podíamos disfrutar,
con carrizo o a pedradas
los teníamos que tumbar.
 
En los mezquites moraban
bichos no muy apreciados,
que dejaban los mezquites
mordisqueados y zurrados.
 
Eso bien lo sabíamos
y a nadie le repugnaban,
rayados o maduritos
a todos nos encantaban.
 
¡Ah! que buenos los mezquites
los mezquites maduritos,
¡Ah! que buenos los mezquites
aunque fueran rayaditos.