En mi Uriangato querido
las hermosas tradiciones,
debemos trasmitirlas
a las nuevas generaciones.
Las lechugas, charamuscas,
danzas, tapetes y candiles,
son propios de nuestra gente;
chicos, grandes y seniles.
Con los candiles hermosos
alabamos a San Miguel,
porque Arcángel es de Dios
y no hay otro como ÉL.
No se llaman fogatas,
ni tampoco son lumbradas;
son los hermosos candiles
de donde brotan llamaradas.
Para honrar al Arcángel
por su humlde protección,
se hacen los candiles
con empeño y devoción.
Al oscurecerse el día
se prepara nuestra gente,
con el ocote y parrilla
y el gran amor ferviente.
El olor a la madera
que se extiende en la región,
es perfume que embelesa
a nuestro Santo Patrón.
Esta tradición es única
y digna de admiración,
es orgullo de mi gente
Uriangatense de corazón.
Afiancemos nuestras raíces
con dignidad y gloria,
porque un pueblo sin tradición
es un pueblo sin memoria.
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