lunes, 4 de marzo de 2013
LA SEMANA SANTA.
En mi Uriangato querido
las hermosas tradiciones,
paganas o religiosas
gozamos sin presunciones.
En los tiempos del ayer
el jueves y viernes santo,
muchos no se bañaban
aunque olieran a espanto.
Por ignorancia la gente
no se bañaba ese día,
por el temor latente
que pescado se volvía.
Una hermosa tradición
que en cuaresma disfrutamos,
es el día de las lechugas
que muchísimo gozamos.
Los huertos se atiborraban
lo recuerda mi memoria,
pa' consumir las lechugas
y una rica zanahoria.
La gente a pie de surco
escogía lo que deseaba,
lechugas o colinabos
y con agua los lavaba.
Con gran chorro de agua
que del pozo se extraía,
se quitaban los bichitos
que la lechuga tenía.
Una verdadera fiesta
en los huertos se vivía,
aún siendo días de luto
la gente se divertía.
Época maravillosa
que no podemos olvidar,
no había lana pa' comer
y menos para estrenar.
Dinero no lo había,
pero para esa ocasión,
el hombre se vestía
sin ninguna presunción.
La ropa y el calzado
pocos podían comprar,
pero fiadas las prenditas
las podíamos estrenar.
Pantalón de gabardina
y camisa bien planchada,
zapatos nuevos o usados
lustrados con boleada.
También las jovencitas
se arreglaban muy bonito,
para verse con el novio
o pa' buscar un noviecito.
Con la cara maquillada
y el pelo bien peinado,
lucían vestido nuevo
con zapato acharolado.
Por Hidalgo y Obregón
la gente iba y venía,
del jardín a las lehugas
hasta terminarse el día.
Y por la noche en el jardín
Uriangatenses de corazón,
vendían la charamusca
pa' seguir la tradición.
Las rellenaban de nuez,
de coco o requesón,
y de sabroso cacahuate
para endulzar la ocasión.
Costumbre que las familias
gozaban con sus hijitos,
chupando la charamusca
o gozando los coquitos.
Dando vueltas y vueltas
alrededor del jardín,
los hombres buscaban novia
y las damas a algún catrín.
Los hombres daban la vuelta
al revés que las damitas,
para mirarlas de frente
y admirar a las bonitas.
En esos días relucían
como flores del Edén,
bañadas y peinaditas
todas se miraban bien.
La cuaresma siempre fue
época para recordar,
la pasión y muerte de Jesús
y también para estrenar.
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